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CXLIV ANIVERSARIO MUERTE DE SOR BARABARA DE SANTO DOMINGO

La Peña Antorcha acude al convento de Madre de Dios, a la ceremonia para recordar a la futura santa, si Dios quiere, en el aniversario de su muerte.

FECHA: 13-11-2016
Bárbara Jurado Antúnez, Sor Bárbara de Santo Domingo (actualmente en proceso de beatificación debido a las especiales virtudes y frecuentes visiones místicas) falleció el 18 de noviembre de 1872 en el convento de San Clemente. Se la conoce en Sevilla como “La Hija de la Giralda”, pues nació en las entrañas de la torre. En un pequeño cuarto que habitaban sus padres, en la rampa número 30, muy cerquita de las campanas y del Cielo (su padre era el segundo campanero de la Giralda). En julio de 1859, con 17 años, ingresó en la orden dominica, tras seis meses como postulante, inició el noviciado el 15 de enero de 1860 en el convento de Madre de Dios, situado en la calle San José de Sevilla. Sin embargo tras los acontecimientos provocados por el estallido de la revolución de 1868, pasó al Monasterio de San Clemente (Sevilla), en donde estuvo hasta su muerte. Su vida en la clausura se caracterizó por su austeridad, su humildad, sus mortificaciones y su acentuado misticismo. Fueron numerosas las apariciones milagrosas que experimentó y fueron también llamativas sus continuas penitencias. Siempre al servicio de sus hermanas, quienes reconocieron su servicio contando que «acudían incesantemente a Sor Bárbara para que las ayudase» y «siempre la encontraban pronta para todo, dándose un arte especial para estar lista y hacer los oficios más humildes». El 13 de noviembre en su convento tuvo lugar una Eucaristía para conmemorar su fallecimiento. Fue presidida por el Rvdo. D. Teodoro León, Vicario General de la Diócesis de Sevilla. Al término de la misma se precedió a una ofrenda floral.
NACIDA DEL CIELO.
(A Sor Bárbara)

Minarete orientado al cielo,
rampas oscuras, el camino.

Campanas tocan sin aliento,
anunciando al firmamento
que la dulzura ha nacido.

Donde anidan los vencejos,
llegó a este mundo, allí mismo.

En un cuarto muy pequeño,
donde apenas cabía un sueño,
sueño de amor compartido.

Cuna de bronce mece el viento,
Hija de la Giralda ha sido,
En sus entrañas llevó dentro
y dio a luz sin un lamento,
luz que del cielo ha venido.

Y su padre el campanero,
repica a Dios agradecido,
nada tengo, nada quiero,
tan solo que mi lucero
alumbre hasta el infinito.

Y Dios escucha su ruego
y es que el retoño nacido,
cerca, cerquita del cielo
trae, que no cabe en su pecho,
un corazón que es divino.

De nombre Bárbara, pusieron
y bárbaro fue su destino,
dando su corazón pleno,
su alma y hasta su cuerpo
mostrándonos el camino.

Dio su vida por entero
que Dios se lo había pedido,
por eso nació en el Cielo,
allá arriba, a lo lejos,
donde solo se ven los nidos.

Nidos de amor verdadero,
de plegarias, de suspiros,
nidos de entrega sin resuello,
de martirios en el cuerpo
por los pecados habidos.

Y buscando en sus adentros
Dominica fue y se hizo,
con eso cumplió su sueño
servir a Dios como Dueño
Sor Bárbara de Santo Domingo
Autor: Cristóbal Navarro Clemente

CXLIV ANIVERSARIO MUERTE DE SOR BARABARA DE SANTO DOMINGO

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