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DON JOSE NUEVO PRESIDENTE DE LA PEÑA ANTORCHA CELESTIAL.

DON JOSE ESTE 2 DE FEBRERO DEJO DE PRESIDIR LA ANTORCHA TERRENAL PARA PRESIDIR LA ANTORCHA CELESTIAL.

FECHA: 03-02-2014
TEXTO DE LA CIRCULAR:
Este domingo Don José nos abandonaba para pasar a la Casa del Padre. Como el decía ¡La Divina Providencia sabrá!, y Ella ha querido que su adiós coincida con el día de la Presentación del Señor y el de la Purificación de María y la fiesta de las Candelas o de la Luz. En ese día en los conventos y en los corrillos se oía lo mismo “¡que día más bonito!”. Y es verdad, si lo pensamos lo tiene todo, se presentaba El Señor, a ese que tanto quiso y que dio su vida entera por El. Es la Purificación de María a la que nunca abandonó y tenía siempre presente. Y es el día de la Luz, esa luz que siempre presidió en su Peña Antorcha. Se marchó de la mano de la Virgen de la Candelaria para entrar en el Cielo y presidir La Antorcha Celeste. Su vida se apagó pero su llama continuará encendida, seguirá dando calor, volverá a iluminar, aunque jamás será la misma llama. Esta llama, la que un día se encendiera en el corazón de un gran hombre, lucirá con más fuerza sabiendo que su corazón santo nos contempla desde el Cielo. Ayer su corazón dejó de latir. Su “montacargas”, como él llamaba a su marcapasos, intentaba seguir como maquina que era, no quería rendirse, pero todo en esta vida tiene un principio y un fin. El cansado corazón, al que tanto había ayudado a latir, se paró definitivamente. D. José se ha ido, si, pero nos ha dejado su legado, una antorcha encendida cuya llama hay que seguir avivando. En nosotros está que esa llama no se extinga con él.
Hombre de convicciones fuertemente religiosas, de una fe inquebrantable puesta a prueba en multitud de ocasiones sin que pudiera resquebrajarse lo más mínimo. Maestro en la asignatura de la vida, dio clases hasta el último día de la suya, sonriendo a la adversidad, ofreciendo su padecimiento por los enfermos, preocupándose por su familia y su Peña más que por su propia existencia. Nunca soportó bien la marcha de su inseparable Doña Antonia, su esposa, su amiga, su compañera. No pudo más, su deseo de estar de nuevo junto a ella fue superior al de seguir con nosotros. Con los ojos a medio abrir, vio, se percató de que la llama de su Antorcha tenía calor suficiente para soportar los fríos invernales, la recargó a tope de Divina Providencia que era la esencia de su vida y cerrándolos se marchó para siempre en busca de su gran amor y de Dios, su gran pasión en los que basó su vida entera.
Pero no hay que estar tristes, él no se marchará del todo mientras su Antorcha permanezca encendida. Luchemos pues para que ningún viento, por muy tempestivo que sea, pueda apagarla. Confiemos en lo que aprendimos de él y en “su” Divina Providencia y consigamos que, por toda su familia y toda su Peña, su vida y su legado hayan merecido la pena.
Hoy en las Clausuras brotan lágrimas celestiales, suenan campanas de llanto. Hoy a su “burra” le duele de verdad el corazón. Ya no volverá cada seis de Enero para asomarse a las rejas y contagiar de alegría a sus queridísimas religiosas y a toda la trupe que acarreaba. Ya no le oiremos, micrófono en mano, decir que ni es blanco, ni tinto, ni tiene color el vino de Asunción, ni levantará el pañuelo de la bella Lola, ni llamará a los bomberos porque se quema Paris, ni nos dirá como ha llegado la Sinforosa Ambrosia. Ya no le veremos delante del grupo, en las excursiones, con el brazo levantado sujetando cualquier cosa para que nadie se perdiera. Ya no le veremos sentado, en la esquina de la primera fila, en las misas de los viernes de la Peña y levantarse para dirigir gesticulando con las manos, como si fuera el mismísimo Daniel Barenboin, los cantos litúrgicos. Ya no le volveremos a ver “brincar” arriba, abajo, al centro y “pa” dentro. Ya no se le volverá a ver riendo a carcajadas viendo a los payasos en la caseta de feria junto a “sus niñas” todas vestidas de flamenca. Ya no lo veremos haciendo la guardia del Santísimo en San Onofre, ni en los desayunos de la media “tosta”, ni lo verá San José en su capillita. Ya no lo verá más la Virgen de los Reyes en las sabatinas sentado en el último banco de su capilla. Y no lo veremos más porque ya está junto a Ella, la Virgen lo tiene a su lado. Desde allí será él quien nos empuje y aliente para que esos lugares no se queden vacíos sin el y que su llama continúe encendida en ellos. Y desde allí velará por todos, por su familia, por sus amigos y por su Peña. Ya está junto a los que le precedieron antes que él. Escalza, Puig, Amat, Arturo, Mayorga, Gutiérrez, Rodríguez Baca, Osorno, Bravo, Luis y Gabriel Cebrero, Rubio, el maestro Navarro, Velasco, Manolo Hernández, Prieto, Rioja, Eladio, Caldador, Reyita, Pepe el “taxista”, Padre Vargas, Navarro el “calandrio”, Garrido, Carrasco, Olmo, Periñan, Tomas, Noguera y tantos y tantos otros que el olvido no se llevará jamás a pesar de su empeño. Ya está completa la Peña Antorcha del Cielo. Don José ya está con ellos. Ya es un Presidente eterno. Hasta siempre Don José

DON JOSE NUEVO PRESIDENTE DE LA PEÑA ANTORCHA CELESTIAL.

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